Islas de Macaronesia Tenerife, Madeira y Sao Miguel (Azores) |
Del 14 al 30 de agosto
CRÓNICA (Parte II, MADEIRA) |
MADEIRA |
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Días 20 y 21 de agosto |
Viaje a Madeira, tour pelágico desde Funchal |
Hoy, día 20, toca día de turisteo por la mañana, y por la tarde, nos sale a primera hora el vuelo hacia Funchal (Madeira). Ornitológicamente poco que contar, excepto un Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus canariensis) que desde la ventana del hotel oí, y más tarde, lo vi posado en una antena, y en nuestro viaje al norte de la isla para visitar Santa Cruz, algún Vencejo unicolor (Apus unicolor) y un Busardo ratonero (Buteo buteo buteo) volando a cierta altura. Después de la visita a Santa Cruz de Tenerife, fuimos a comer, y más tarde, pusimos rumbo al aeropuerto, donde nuestro vuelo salió en hora, cosa rara, llegando a Madeira sobre las 19:15 horas. Una vez allí, recogimos nuestro pequeño Seat Panda y nos dirigimos hacia nuestro hotel en Curral das Freiras, en el centro de la isla, una zona muy montañosa. La mañana del día 21 nos la tomamos con mucho relax, nuestra estancia en Tenerife había sido un poco estresante y nos merecíamos levantarnos sin prisas, eso sí, hasta las 13:30, hora que tenemos fijada para ir a la Marina de Funchal, desde donde sale nuestra zodiac en busca del Petrel de las Desertas (Pterodroma deserta) y del amenazado Petrel de Freira (Pterodroma madeira). Al despertar, es el momento en el que apreciamos el imponente lugar donde está enclavado nuestro hotel, llamado Eira do Serrado. Después del desayuno, nos dirigimos al mirador del hotel y tomamos unas fotos de la montaña, con el bonito pueblo de Curral das Freiras en el fondo. También visitamos las instalaciones del hotel, donde además de gimnasio, dispone de piscina climatizada, jacuzzi y salones preparados para eventos, una virguería de lugar, sin duda. Estoy un poco nervioso sólo de pensar en nuestra salida pelágica de por la tarde. Estas aguas seguro que no van a ser tan piadosas como las de Tenerife, y aunque anuncian que la mar no va a ser muy mala, yo no me fio, con lo cual, hago a "pies juntillas" todas y cada una de las pautas para no marearme, desayuno ligero, un sándwich con un sorbito de agua para almorzar sobre las 12:30 y una pastilla de biodramina con cafeína justo media hora antes de zarpar. La empresa elegida para el tour pelágico fue Ventura do Mar, con guías especializados en la búsqueda de nuestros dos objetivos principales, el Petrel de las Desertas (Pterodroma deserta) y el Petrel de freira (Pterodroma madeira), este último, es el ave más amenazada de la Macaronesia, y quizá, una de las aves más amenazadas del planeta, ya que, solamente crían unas pocas parejas en un área muy montañosa en el centro de la isla entre el pico Aveeiro y el pico Ruivo, ambos con más de 1800 metros de altura sobre el nivel del mar. En la zodiac viajábamos además del patrón y del guía, 2 ornitólogos locales, un belga y nosotros tres, y el lugar donde nos dirigimos fue muy cerca de las islas Desertas, a unas 11 millas náuticas de Madeira. En estos tours tan especializados, con un objetivo tan claro, se intenta llegar rápidamente a la zona donde se encuentran los petreles, eso lleva una hora aproximadamente de viaje mar adentro, al llegar a la zona, la zodiac se detiene y arroja por la borda un bloque de "chum", una masa de tripas y aceite de pescado congelado para atraer a las aves que viven en alta mar, y luego, una vez se descongela y desaparece el "chum" se vuelve al puerto. Esto lleva unas 5 horas aproximadamente. Al zarpar, y todavía dentro del área del puerto, el mar estaba muy tranquilo, cosa que me relajó bastante. Allí mismo pudimos ver nuestros primeros ejemplares de Charrán común (Sterna hirundo), además de una legión de Gaviota patiamarilla (Larus michahellis atlantis). En el camino pudimos ver bastantes ejemplares de Petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii) y Pardela cenicienta canaria (Calonectris borealis), para después de algo más de una hora de viaje, parar por orden del guía en mitad del inmenso océano. Aquí ya no estaba la situación como cuando salimos del puerto, la zodiac estaba parada alrededor del chum que ya flotaba en las cercanías, donde las olas eran tan grandes que muchas veces cuando la zodiac descendía yo me veía rodeado de agua por todos lados, aunque parecía que las precauciones previas que habíamos tomado habían funcionado, y ni las chicas ni yo nos mareamos, no así el belga que llevaba al lado, que llegó a vomitar tres veces y su viaje fue una pesadilla, sin poder hacer ni una sola foto. El espectáculo fue superior, llegamos a ver hasta 8 petreles, que identificamos una vez en tierra por las fotos, ya que, entre el Freira y el de las Desertas no existen grandes diferencias y son muy difíciles de poder separarlos en el mar. Fue un día memorable, llegue a tomar más de 500 fotos a los petreles, pardelas y delfines que por allí deambulaban, y disfrute como un niño pequeño, sin duda la clave es no marearse para disfrutar a tope de un tour de este tipo. Llegamos sobre las 20:00 horas a puerto con la tarea hecha, por tanto, vuelta al hotel a cenar y celebrar el día con una cerveza. |
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Día 22 de agosto |
Chao de Ribeira y Porto Moniz |
Hoy vamos a visitar la zona noroeste de la isla. No hemos madrugado mucho, las chicas ya me advirtieron la noche anterior que se levantarían sin ninguna prisa...., cosa lógica. La primera parada que hicimos fue en el parking de las Cuevas de Sao Vicente, ya que, según nos dijo un chico del tour pelágico, es un buen lugar para ver la endémica Paloma de Madeira (Columba trocaz). Aquello estaba atestado de gente y vi volando 2 ejemplares, pero tan lejos, que apenas los pude disfrutar. Más tarde fuimos a Chao de Ribeira, un lugar donde según el libro "A Birdwatcher's guide to Portugal" es donde más posibilidades tienes de ver la paloma. Al llegar allí, ya me di cuenta que esta paloma no iba a ser nada fácil verla, son especies muy forestales y bastante tímidas, al igual que las palomas endémicas canarias. Sí que pudimos disfrutar durante bastante tiempo de un buen grupo de Pinzón vulgar de la subespecie madeirensis (Fringilla coelebs madeirensis), y de un Mirlo común de la subespecie cabrerae (Turdus merula cabrerae) que venían a la zona de recreo donde nos comimos el bocata. Al terminar, dejamos el coche en un camino con la llave puesta en el contacto y en 10 minutos que estuvo parado, ya no fui capaz de volver a arrancarlo, con lo cual, tuve que llamar a la compañía de alquiler (Bravacar) para comunicarles lo sucedido y en una hora llegaron al punto que les había indicado con otra batería de sustitución. El tiempo de espera lo gastamos en un pequeño arroyo cercano, donde descubrí una Lavandera cascadeña de la subespecie schmitzi (Motacilla cinerea schmitzi), que nos tuvo entretenidos mientras tanto. Lo que quedaba de tarde lo pasamos en Porto Moniz, bonito sitio con piscinas naturales, aunque lo desapacible del día nos impidió bañarnos. Porto Moniz es un buen lugar para intentar ver marinas desde la costa. Allí pude ver Pardela cenicienta canaria (Calonectris borealis) y Petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii), mientras entre las piedras donde estábamos apoyados andurreaban un buen número de Lagartija de Madeira (Teira dugesii). Volvimos a cenar a Chao de Ribeira, y desde allí, nos fuimos al hotel. |
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Día 23 de agosto |
Ribeiro frio |
Estaba claro que si quería ver bien una Paloma de Madeira (Columba trocaz), me tenía que dar un buen madrugón para llegar a las zonas de bosque de Laurisilva, en el interior de la isla, tal y como, me dijo un inglés que encontré con un telescopio viendo marinas el día anterior en Porto Moniz. Él me dijo: "Very early you can see them and take advantage of that moment, because later, they dissapear into the forest, they are very shy", "Muy temprano puedes verlas y aprovecha, porque luego desaparecen en el bosque, son muy tímidas". Aprendido esto, decidí madrugar los días que me quedaban en Madeira, y luego, volver al hotel a recoger a las chicas para hacer lo que a ellas les apeteciera. A las 6 de la mañana sonó el despertador y el lugar elegido fue Ribeiro frio. A pesar del madrugón, entre unas cosas y otras salí a las 6:45, y mi destino, aunque está relativamente muy cerca en línea recta, se tarda en llegar unos 50 minutos, ya que, tienes que rodear la montaña dirección sur, atravesar Funchal, y subir de nuevo hacia el norte, atravesando un monte totalmente despoblado de árboles, producto de uno de los peores incendios que asolaron la isla en su pasado más reciente. Esto ocurrió en 2012. Por tanto, todo un viaje. Una vez atravesado ese monte pelado, se llega a unos increíbles barrancos, con un impactante bosque de Laurisilva, lugar donde habita y se alimenta la dichosa Paloma de Madeira (Columba trocaz). Un par de kilómetros antes de llegar a Ribeiro frio, veo a un ejemplar de paloma al borde de la carretera que echa a volar y desaparece en la espesura del bosque. Ha sido muy fugaz la observación, pero la he visto perfectamente, una paloma muy grande, como nuestra Paloma torcaz (Columba palumbus), con un pico pálido en la punta, y más anaranjado en la base, y un ojo con el iris blanco, realmente una paloma muy bonita. Ahí no acaba todo, unos cientos de metros más adelante, veo otra paloma en un árbol seco a no mucha altura que, me da la oportunidad de observarla con detenimiento, incluso, de hacerle unas cuantas fotos, pero la luz es malísima. Después de este encuentro con las palomas, sigo mi camino y la mañana ha ido avanzando, y tal y como me dijo el chico inglés, las palomas han desaparecido, con lo cual, decido volver al hotel a buscar a las chicas. Ya en el hotel y después de desayunar, nos ponemos en camino. A partir de este momento pocas cosas que contar, ornitológicamente hablando, a excepción de un encuentro con otra de las especies endémicas que habitan en la isla. En el bosquete donde nos estábamos comiendo el bocata, apareció un bonito ejemplar de Reyezuelo de Madeira (Regulus madeirensis). Por la tarde, hicimos una visita fugaz al mirador del Pico Aveeiro, donde anida el Petrel de freira (Pterodroma madeira), y el resto de la tarde, lo gastamos en el Parque temático de Madeira, en Santana, donde no se escaparon a mis ojos Vencejo unicolor (Apus unicolor), Pinzón vulgar (Fringilla coelebs madeirensis), Lavandera cascadeña (Motacilla cinerea schmitzi), etc. Ya con el día prácticamente terminado, volvimos al hotel. |
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Casa típica en Santana |
Día 24 de agosto |
Ribeiro frio y camino de la central hidroeléctrica de Faja do Nogueira |
De nuevo tocaba un buen madrugón. Quizá sería el último día en el que me iba a poder sumergir en un bosque de Laurisilva, y tenía que aprovechar las primeras horas de la mañana para buscar de nuevo a las palomas en Ribeiro frio. A las 6:30 horas estoy en marcha, y ya sé que me va a llevar unos 50 minutos llegar allí. Lo primero que hago al llegar a Ribeiro frio es ascender por el camino que lleva hacia el Miradouro de los Balçoes. Al principio del camino veo un buen grupo de Pinzón vulgar (Fringilla coelebs madeirensis) y algún Mirlo común (Turdus merula cabrerae), para algo más adelante, adentrarme de lleno en ese espectacular bosque. Pronto empiezo a oír los aleteos de las palomas que vuelan espantadas cuando me acerco, y también, puedo ver la silueta de alguna de ellas. Justo antes de llegar al Miradouro de los Balçoes, veo a un ejemplar alimentándose que está a escasos 3 metros de mi cabeza y no ha detectado aún mi presencia. La puedo observar entre las ramas de la Laurisilva, más o menos, bien, hasta que me descubre y echa a volar rápidamente. Las vistas desde el miradouro son realmente alucinantes, con unos escarpados barrancos, que llegan hasta el mar y un bosque de Laurisilva muy bien conservado. Sentado en el banco de piedra que hay en el mirador, puedo observar a unos cuantos ejemplares de Pinzón vulgar (Fringilla coelebs madeirensis) muy confiados, seguramente éstos se aprovechan de todas las migajas que dejan los excursionistas cuando llegan allí. Ya de vuelta y a pocos metros del miradouro, logro ver un Reyezuelo de Madeira (Regulus madeirensis). Parece ser un ejemplar joven. La observación es mucho mejor que la del día anterior. Algo más adelante, puedo ver unos pocos más que los puedo observar mucho mejor, incluso, me dejan hacerles unas cuantas fotos. Ha merecido la pena el paseo hasta el miradouro. Al bajar hacia Ribeiro frio por el camino, logro ver un buen grupo de Serín canario (Serinus canaria) alimentándose en un árbol frutal que parece un ciruelo. Algo de tiempo aun me queda antes de ir a buscar a las chicas, con lo cual, conduzco dirección Santana hasta encontrar el camino entre Cruzinhas y la central hidroeléctrica de Faja do Nogueira que nombra mi amigo Paco Chiclana en su blog, lugar donde ellos observaron un buen número de Paloma de Madeira (Columba trocaz). No le faltaba razón a Paco, porque nada más entrar en el camino, levanto dos ejemplares que estaban posados en un árbol, con lo cual, y dado que aun manteniéndome dentro del coche se levantan las palomas, decido parar y sin salir del coche, peinar todo el barranco con los prismáticos hasta donde me llega la vista, viendo 2 ejemplares posados en un árbol, aunque muy, muy lejos, a unos 200 metros de mi posición. Las puedo observar bien durante mucho tiempo, incluso las hago alguna foto, pero quiero más y avanzo con el coche poco a poco. De nuevo paro donde tengo una vista mucho más cercana a las palomas y las hago un par de fotos más. Sigo avanzando, pero cuando las tengo a unos 100 metros, las palomas no aguantan y echan a volar. Lo dicho, desconfiadísimas. El camino es una auténtica delicia. En el fondo de ese precioso barranco puedo oír a un montón de Curruca capirotada (Sylvia atricapilla), posiblemente de la subespecie heineken, la que allí habita, pero no logro ver ninguna. También puedo ver a un Busardo ratonero (Buteo buteo buteo) volar a lo largo del barranco reclamando. El tiempo no da para más y tengo que volver al hotel. Al llegar, las chicas están como reinas en la piscina climatizada, donde se encuentra una gran balconada al exterior, con unas maravillosas vistas de Curral das Freiras. Desde allí, puedo ver un buen número de Vencejo unicolor (Apus unicolor), y otro buen grupo de Pardillo común (Carduelis cannabina guentheri) alimentándose en unos arbustos cercanos. La tarde la gastamos "turisteando" por Funchal, con visita al teleférico, al mercado dos Lavradores, visita también a la calle de los Carreiros, donde hay una tradición centenaria, la cual, montas en unos típicos carros y te van empujando calle abajo desde lo más alto de Funchal durante unos 2 kilómetros en un recorrido empinadísimo. También visitamos el parque botánico, que estaba repleto de Mariposa monarca (Danaus plexippus). Esta mariposa hace la mayor migración que realiza un insecto. Por último, visita a la calle Santa María, donde todas las puertas están pintadas a mano, un curioso lugar. Sin más, cenamos en Funchal y volvimos al hotel. |
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Pista entre Las Cruzinhas y central hidroeléctrica de Faja de Nogueira |
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Vencejo unicolor (Apus unicolor) |
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Pardillo común (Carduelis cannabina guentheri) |
Día 25 de agosto |
Machico, Caniçal y Punta San Lourenço |
Con el objetivo cumplido el día anterior, hoy tocaba dedicarle el día a la familia y visitar la zona este de la isla. A las chicas les apetecía ir a Punta de San Lourenço, el lugar más oriental de Madeira, con lo cual, nada más terminar de desayunar nos marchamos dirección este, pasando primeramente por Funchal hasta llegar a Machico, donde fue nuestra primera parada. Machico es un pueblo de pescadores cerca del aeropuerto. Allí nos dimos un paseo por su puerto marítimo, donde nos animamos a sacar del maletero la óptica y observamos y tomamos alguna foto de Gaviota patiamarilla (Larus michahellis atlantis), Charrán común (Sterna hirundo) y Vuelvepiedras (Arenaria interpres), entre otros. También tomamos fotos de aquel bonito pueblo y andamos por la orilla del río que allí desemboca, por cierto, con el mismo nombre que el pueblo, Machico. Vi un buen número de Lavandera cascadeña (Motacilla cinerea schmitzi) buscando alimento por sus orillas. También paramos delante del cartel con una inscripción que cuenta que, en la playa de Machico fondearon los navíos de Tristäo Vaz Texeira y Joao Gonçalves Zarco el 2 de julio de 1419, por tanto, siendo ese día descubierta Madeira. Proseguimos el camino hacia punta San Lourenço, haciendo una nueva parada en Caniçal para comer. Caniçal es otro bonito pueblo de pescadores, donde comimos en el restaurante Amarelo, el cual, nos preparó en 30 minutos un riquísimo arroz con lapas y langostinos. Cuando llegamos al aparcamiento de punta San Lourenço el calor era agobiante, pero a pesar de ello, queríamos andar un poquito por esa vereda que lleva al punto más oriental de la isla. Los Vencejo unicolor (Apus unicolor) nos acompañaron en todo momento, además vi mis primeros Bisbita caminero (Anthus berthelotii) en Madeira. El paisaje era abrupto, con unos acantilados impresionantes, realmente unos paisajes de fotografía. No andamos los 4 kilómetros de ida, ya que el calor apretaba y el terreno árido sin arbolado no se prestaba para ello, pero, el paseo que hicimos me dio la oportunidad de observar Paloma bravía (Columba livia), Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus canariensis), Gaviota patiamarilla (Larus michahellis atlantis) y unos cuantos ejemplares de Pardela cenicienta canaria (Calonectris borealis) muy lejos de la costa. A la salida de punta San Lourenço había una estación de gas cercada. Allí había una cañería que se escapaba algo de agua y estaba atestada de pajarillos, entre los que se encontraban, Gorrión chillón de la subespecie madeirensis (Petronia petronia madeirensis) y Serín canario (Serinus canaria). Ya de vuelta, volvimos por Ribeiro frio, y en el mismo camino, mismo árbol y misma rama del día anterior, volví a ver la pareja de Paloma de Madeira (Columba trocaz). Enseguida pensé que, porque no tenía más días, si no, a éstas las hubiera fotografiado de lujo ya sabiendo su posadero favorito, en fin.... Llegamos muy tarde al hotel, ya de noche, y allí se celebraba una boda en los salones del restaurante. Sufrimos la fiesta hasta altas horas de la madrugada. |
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Escultura de Vaz Texeira desembarcando en Madeira en 1419 |
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Charrán común (Sterna hirundo) |
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