Ecuador 2023 (I)

Del 13 al 27 de junio

CRÓNICA
(Parte I)
CRÓNICA (Parte IV)

En enero de 2023, tras sumergirnos en los encantos que trae la FITUR (Feria Internacional de Turismo) a Madrid, la familia se embarcó en la emocionante tarea de elegir el destino perfecto para una escapada a principios de verano. Entre las opciones, Ecuador se alzó como el destino ideal, ofreciendo un equilibrio perfecto entre descanso y aventura en un país saturado de naturaleza impresionante y fauna exuberante.

Las fechas elegidas, del 13 al 27 de junio, coincidieron con el final del curso escolar de mi hija, permitiéndonos disfrutar de unas vacaciones familiares llenas de descubrimientos. La elección de Ecuador, el tercer país con más especies de aves en el mundo después de Colombia y Perú, prometía una experiencia única para los amantes de la fotografía de aves.

Nuestro itinerario abarcaba las áreas circundantes a Quito, Mindo, Río Quijos y las estribaciones de la cordillera de los Andes. Con esta diversidad geográfica en mente, nuestra maleta se llenó con ropa para enfrentar tanto el intenso frío de la zona andina como las cálidas temperaturas tropicales de Mindo y sus alrededores.

Desde Madrid, organizamos minuciosamente nuestro viaje, reservando alojamientos y asegurando la compañía de un guía local excepcional, Alex Luna, que nos acompañaría durante la mayoría de nuestra estancia en Ecuador menos los tres primeros días, que los gastamos en el Refugio Paz de las aves, donde fuimos recibidos con hospitalidad y guiados por el propio Ángel Paz durante toda nuestra estancia, para al termino de estos tres días, nos viniera a recoger para continuar el viaje Alex Luna.

Alex Luna, es un apasionado pajarero y hábil fotógrafo, con un profundo conocimiento de la avifauna ecuatoriana. Su amabilidad y profesionalismo hicieron que cada momento de nuestro viaje fuera memorable. Su contacto y WhatsApp son +593 99 333 3464, una referencia valiosa para aquellos que deseen explorar las maravillas naturales de Ecuador.

En este viaje, más allá de la búsqueda ornitológica, combinamos el disfrute familiar con actividades variadas: exploramos volcanes, nos maravillamos con mariposarios, nos sumergimos en aguas termales, disfrutamos de paseos a caballo, y más. El resultado fue un viaje exitoso, con numerosas especies de aves inmortalizadas en nuestra tarjeta fotográfica, evidencia tangible de una experiencia única que atesoraremos para siempre.

En el siguiente mapa se puede ver los lugares donde nos hemos alojado, así como los visitados:




Día 13 de junio
Viaje desde Madrid hasta Quito y primera noche en Refugio Paz de las aves

El reloj marcaba las 16:15 cuando finalmente aterrizamos en Quito, tras un viaje que nos llevó desde Madrid. Aunque el trayecto fue largo, con interludios de sueño, la emoción de estar en Ecuador lo hizo todo valer la pena. Nuestro anfitrión, Rodrigo Paz, hermano de Ángel, nos esperaba en el aeropuerto para llevarnos a una aventura que prometía descubrir la riqueza natural del área donde está ubicado su lodge, el Refugio Paz de las aves.

Lo que no habíamos anticipado era que después de 11 horas de vuelo, nos esperaba un viaje en coche de casi 3 horas. Sin embargo, durante el trayecto, las aves locales nos dieron la bienvenida, como un grupo de Golondrina barranquera (Pygochelidon cynoleuca) que estaban sobrevolando en el aeropuerto, e incluso en una laguna cercana, avistamos a una majestuosa Garceta grande (Egretta alba), añadiendo un toque de gracia al inicio de nuestra expedición.

La oscuridad nos recibió al llegar al Refugio de Aves Ángel Paz, pero no pasó mucho tiempo antes de que el propio Ángel Paz nos sorprendiera mostrándonos un Cárabo blanquinegro (Strix nigrolineata). El agotamiento de la jornada se disipó ante la emoción de encontrarnos cara a cara con esta fascinante criatura.

Cansados pero satisfechos después de la cena, nos dirigíamos a descansar cuando recibimos una emocionante noticia: un Perezoso de dos dedos (Choloepus hoffmanni) rescatado de una carretera sería liberado en un árbol cercano. Sin pensarlo dos veces, dejamos nuestras camas y nos sumergimos en esta inesperada experiencia nocturna.

Y así, en el primer día de nuestra expedición fotográfica en Ecuador, nos sumergimos en la riqueza de la naturaleza y la fauna, desde aves majestuosas hasta encuentros inesperados con nocturnos habitantes de la región. Mañana nos depara nuevos horizontes y más descubrimientos en este paraíso natural. ¡Qué emocionante comienzo para nuestra aventura ecuatoriana!


Cárabo blanquinegro


En el Refugio Paz de las aves


Perezoso de dos dedos rescatado



Día 14 de junio
Refugio Paz de las aves


Gallito de roca peruano

Paseando por la selva


En el hide del Gallito de roca

Nuestro día comenzó antes del amanecer, a las 5:15, con la promesa de una experiencia única: el lek del Gallito de las rocas peruano (Rupicola peruvianus). En apenas 10 minutos en coche y una breve caminata, nos encontramos dentro de un hide, testigos privilegiados de un espectáculo natural. Entre las ramas, 8 o 10 machos de Gallito de roca cantaban y bailaban, creando una sinfonía de sonidos y movimientos que resaltaban la belleza de estas aves. Todo un espectáculo visual y auditivo que nos dejó asombrados.

La siguiente estrella del día fue María, el Tororoí gigante (Grallaria gigantea), un nombre cariñoso otorgado por Ángel Paz. Posteriormente, nos embarcamos en la búsqueda de las otras cuatro antpittas que se encuentran en las mediaciones del lodge. Ahora era el turno del Tororoí pechiamarillo (Grallaria flavotincta), que aunque se hizo de rogar, finalmente se reveló ante nuestros ojos, gracias a la insistencia de Rodrigo Paz.

En nuestro siguiente destino, nos encontramos con el Tororoí compadre (Grallaria ruficapilla), quien nos esperaba pacientemente en lo alto de una piedra cubierta de musgo.

Luego, nos maravillamos con la más pequeña de todas las antpittas, el Ponchito ocráceo (Grallaricula flavirostris), un pajarito encantador que nos robó el corazón.

Sin embargo, no todo fue un camino fácil. La quinta antpitta que buscábamos, el Tororoí bigotudo (Grallaria alleni), se mantuvo esquiva, añadiendo un toque de misterio a nuestra jornada. Esta especie, casi endémica de Ecuador y encontrada solo en la zona de Mindo y algunos lugares del sur de Colombia, se resistió a mostrarse.


Tororoí pechiamarillo


María - Tororoí gigante


Ponchito ocráceo


Colibrí colihábano


Guagsa de neblina


Tucanete culirrojo

De regreso, justo antes del almuerzo, hicimos una parada en los comederos de colibríes cerca de los alojamientos de la familia Paz. Aquí, capturé en mi lente la vibrante diversidad de estas aves, incluyendo Colibrí colihabano (Boissonneaua flavescens), Colibrí de raquetas faldiblanco (Ocreatus underwoodii), Colibrí puntiblanco occidental (Urosticte benjamini), Colibrí sietecolores (Boissonneaua jardini), Silfo celeste (Aglaiocercus coelestis), Tangara aliazul (Anisognathus somptuosus), Tangara dorada (Tangara arthus), Tangara carafuego (Tangara parzudakii), Tangara barbinegra (Anisognathus notabilis), Inca pardo (Coeligena wilsoni), Tangara nuquirrufa (Chalcothraupis ruficervix), Cabezón tucán (Semnornis ramphastinus), entre otros.

Después del almuerzo, nos aventuramos con Andy, el hijo de Rodrigo, en busca del esquivo Quetzal cabecidorado (Pharomachrus auriceps), una joya alada que nos aguardaba en la espesura de la naturaleza ecuatoriana. Durante nuestra excursión, también tuvimos la suerte de observar al Arasarí acollarado (Pteroglossus torquatus) y a la enorme Pava cojolita (Penelope purpurascens), enriqueciendo aún más nuestra experiencia con la vida silvestre.

Para culminar la tarde, regresé al comedero de colibríes, donde me sumergí en la técnica del multiflash, capturando la asombrosa diversidad de estas criaturas aladas en una danza de luz y color.

El día llegaba a su fin, pero reservaba una sorpresa nocturna. Una vez más, nos encontramos con el Cárabo blanquinegro (Strix nigrolineata), una experiencia que se repetía desde la noche anterior.

Con estos momentos inolvidables en nuestra memoria, nos dirigimos a cenar antes de descansar para recargar energías para las emocionantes aventuras que nos esperaban en los días venideros.


Alrededores del rufugio

Disfrutando en la selva


Cabezón tucán


Día 15 de junio
Refugio Paz de las aves


Lek del Gallito de roca

Chotacabras lira



Colibrí puntiblanco occidental

El siguiente día de nuestra travesía ecuatoriana nos despertó nuevamente con un madrugón, ansiosos por disfrutar otra vez del majestuoso Gallito de las rocas peruano (Rupicola peruvianus).

En esta ocasión, tuvimos la suerte de que permaneciera los machos más tiempo en su lek, permitiendo que la luz matutina iluminara perfectamente su área de actividad, brindándonos la oportunidad de capturar imágenes aún más impresionantes.

La jornada continuó con una emocionante búsqueda liderada por Andy, quien nos condujo al lugar de descanso del enigmático Chotacabras lira (Uropsalis lyra), un pájaro espectacular que deleitó nuestros sentidos con su presencia.

María, la estrella ya conocida de nuestro itinerario, fue nuestro siguiente objetivo. Esta vez, su confianza en nuestra presencia permitió que capturáramos fotografías excepcionales antes de disfrutar de nuestro desayuno.

Antes de la primera comida del día, nos aventuramos nuevamente en la búsqueda del esquivo Tororoí bigotudo (Grallaria alleni), aquel que nos eludió el día anterior. ¡Esta vez, la suerte estuvo de nuestro lado! Pudimos capturar una serie de fotos impresionantes, completando así nuestro deseo de inmortalizar a esta casi endémica especie ecuatoriana.

La siguiente misión nos llevó por todo el Refugio Paz, explorando cada rincón en la búsqueda del Tapaculo ocelado (Acropternis orthonyx), otra joya alada de esta reserva. Aunque la tarea fue desafiante, finalmente lo encontramos en la última parada del día. Aunque su presencia se manifestó como una sombra escurridiza, casi apenas sin mostrarse, pero solamente la experiencia de saber que estaba allí, valió la pena.

De vuelta al lodge para disfrutar del merecido almuerzo, la tarde nos brindó un breve espacio para experimentar nuevamente con los colibríes en los comederos utilizando la técnica de multiflash donde pude capturar bonitas fotos con la vibrante danza de varias especies de estos coloridos colibríes.

Así concluyó otro día lleno de emociones y descubrimientos en nuestra odisea por la rica biodiversidad ecuatoriana.


Mosquerito adornado


Tororoí bigotudo


Colibrí puntiblanco occidental


Amazilia andina


Colibrí sietecolores


Tangara barbinegra


Día 16 de junio
Refugio Paz de las aves y viaje a Papallacta

Desayuno

Las cocineras, mujer de Ángel y Rodrigo


Excelente cocina en el Refugio

El día 16 de junio comenzó con el suave susurro del despertador a las 5:15, aunque para entonces ya llevaba más de media hora despierto. Después de un descanso temprano la noche anterior, no resultaba sorprendente que mi cuerpo estuviera ansioso por comenzar el día antes del amanecer.

Mientras las chicas disfrutaban de un merecido descanso, yo aguardaba pacientemente en la habitación hasta la llegada de Rodrigo a las 6:30 en punto. Nuestro destino: el otro lado de la montaña, el Parque Nacional de Bellavista. Allí, nos esperaba una emocionante búsqueda del esquivo Tapaculo ocelado (Acropternis orthonyx), una de las joyas aladas que anhelábamos ver con mayor claridad que lo hicimos el día anterior.

La hospitalidad y dedicación de la familia Paz hacia los birders era simplemente asombrosa. Ángel, Rodrigo y su familia se esforzaban incansablemente por asegurarse de que cada visitante saliera de allí encantado, perseverando sin descanso hasta encontrar las especies solicitadas. Nos dirigimos al parque y, apenas unos minutos después de nuestra llegada, pude escuchar el canto del Tapaculo. Sin perder tiempo, Rodrigo se adentró en la espesa selva, abriéndose paso con su machete y preparando el escenario para atraer al escurridizo pájaro.

Con un silbido experto, Rodrigo llamó al Tapaculo, y en cuestión de minutos, lo teníamos frente a nosotros. Aunque se mantenía mayormente escondido, logré capturar numerosas fotos y realizar observaciones excepcionales, incluso llegando a tenerlo a escasos metros de distancia en un momento memorable.

Satisfechos de nuestro encuentro con el Tapaculo, regresamos al lodge, deteniéndonos antes en el camino donde el día anterior vimos al Chotacabras lira (Uropsalis lyra), y allí estaba de nuevo en su rama favorita, momento que aproveché de nuevo para fotografiarle. Y también aparecieron otras dos especies para aumentar la lista, Candelita plomiza (Myioborus miniatus) y Vireo coronipardo (Vireo leucophrys).


Hora de comer


Buscando al Tapaculo ocelado


Alojamiento en el Refugio


Candelita plomiza


Tapaculo ocelado


Vireo coronipardo

Tras el desayuno y el checkout, nos encontramos con Alex Luna, nuestro guía para el tramo restante del viaje. Nos dirigimos hacia Papallacta, nuestro próximo destino era Las Termas de Papallacta lodge. En el camino, tuvimos la suerte de observar a un Oso de anteojos (Tremarctos ornatus) alimentándose en una ladera cercana, una experiencia inolvidable a pesar de la distancia.

Sin embargo, no todo fue avistamientos exitosos. A pesar de detenernos en busca de un antpitta, solo logramos observar un Mirlo grande (Turdus fuscater) antes de ser sorprendidos por una repentina lluvia.

Una vez llegamos al hotel, hicimos el check-in y aprovechamos para una última salida, aunque sin mucho éxito más allá de avistar un Pitajo pechirrufo (Ochthoeca rufipectoralis).

Para terminar el día de manera relajada, Iris y yo nos sumergimos en las cálidas aguas termales de las piscinas del lodge, un final perfecto para una jornada llena de emociones y descubrimientos en la exuberante naturaleza ecuatoriana.


Mirlo grande

Oso de anteojos


Pitajo pechirrufo


CRÓNICA
(Parte I)
CRÓNICA (Parte IV)

Fatbirder's Top 1000 Birding Websites

© micuadernodecampo.com 2004
Web diseñada, mantenida y actualizada por Quique Marcelo

Página optimizada a 1024 x768