El Pantanal (Brasil) 2017 (I)

Del 12 al 24 de Octubre

PARTICIPANTES: Guille Muñoz, Ángel Cabo, Paco Bustamante, Juanma Domínguez y Quique Marcelo

CRÓNICA
(Parte I)

Después de barajar muchos destinos, un buen día nos sentamos mi amigo Guille y yo, y comentamos que el país de nuestra próxima aventura pajarera, debía ser un lugar que no tuviera grandes recorridos en coche, porque queríamos disfrutar todo el tiempo posible de la naturaleza, que tuviera una buena concentración de fauna, un sitio que te brindara buenas oportunidades de fotografía, y si pudiera ser, en otro continente que no fuera de los que ya habíamos visitado en nuestros últimos viajes pajareros. Por otro lado, nuestro amigo Manolo Arribas ya nos había hablado en muchas ocasiones que un destino que nos iba a encantar, sería el Gran Pantanal brasileño.

Todo este cúmulo de razones eran más que suficientes para reunirnos con Ángel y Paco y proponerles este maravilloso viaje por tierras brasileñas, donde íbamos a disfrutar de muchas especies nuevas, en un continente que para alguno de nosotros sería la primera vez que iba a visitar, y en el que si viajábamos en octubre, el final de la época seca, íbamos a tener muy buenas oportunidades de observar y fotografiar a poca distancia muchos animales, ya que, la fauna se concentra en las pocas balsas y remansos de agua que quedan en esa inmensa llanura. Además, otra de las razones que convencía a todos, era que el Pantanal es el mejor lugar del mundo para tener algún chance de ver al fantasma de las selvas tropicales americanas, el Yaguar, un felino que muy pocos tienen la fortuna de encontrarse con él.

Ángel y Paco no dudaron en aceptar la propuesta de viaje cuando les contamos todas estas razones, realmente podría ser un viaje que ni pintado para nosotros.

Ya, con la elección del destino tomada y con todos los detalles de cómo iba a ser el viaje, recibí una llamada de teléfono de mi amigo vasco, Juanma Domínguez, diciéndome que le encantaría acompañarnos en esta nueva aventura que estábamos preparando, y como no podía ser de otra manera, aceptamos sin titubeos que se uniera al grupo. Juanma es una persona que siempre suma, en todos los sentidos, con lo cual, solo quedaba darle la bienvenida.

En cuanto a las características geográficas del Pantanal, decir que es el humedal más grande del mundo. Se trata de una inmensa llanura aluvial con una extensión de unos 175.000 Km² aproximadamente. Para que nos hagamos una idea, esto quiere decir que, ocupa una extensión como la suma de Holanda, Bélgica, Portugal y Suiza juntos.

Esta gran extensión aluvial, se queda, casi en su totalidad, anegada en los meses de lluvia, cambiando totalmente las costumbres de animales y humanos, y adquiriendo un paisaje muy diferente al que se puede ver en la época seca, que es la que visitamos.

Este bioma alberga una rica biodiversidad, una de las mayores del mundo, por ello, está considerado por la UNESCO como Patrimonio Natural Mundial.

El Gran Pantanal está ubicado en el suroeste de Brasil, ocupando también zonas aledañas de Bolivia y Paraguay, aunque el 80% del total de su extensión pertenece al país carioca. En Brasil, cubre los estados de Mato grosso y Mato grosso do Sul.

Nosotros hemos visitado una ínfima parte de esta gran extensión que es el pantanal en territorio brasileño, concretamente en el norte, en el estado de Mato grosso, donde hemos recorrido de norte a sur la Transpantaneira, carretera que va desde la población de Poconé a Porto Jofre, tal y como, se puede ver en el mapa de más abajo.

Algunos datos útiles que le podrían servir a futuros visitantes son:

- ALOJAMIENTOS
Los alojamientos a lo largo de la Transpantaneira (pista de tierra que recorre el pantanal en el estado de Mato grosso) son las llamadas fazendas brasileñas, antiguas fincas ganaderas que han visto mucho potencial en el turismo y han convertido establos en habitaciones. Algunas los han adaptado muy bien, y otras, los han echado abajo y han construido hoteles de más o menos lujo.
Nosotros nos alojamos en la zona norte de la Transpantaneira, en la Pousada Curicaca y en la zona media de esta carretera, en la Fazenda Santa Tereza.

- CLIMA
El clima en el Pantanal está considerado como tropical, quedando bien definidas dos estaciones: la estación seca que va de abril a octubre y la estación de lluvias de noviembre a marzo, siendo los meses de diciembre y enero en los que más precipitaciones se producen, por ello, generalmente se queda anegada sobre el 80% del área. Nuestra estancia en el país fue a finales de la época seca, con temperaturas frescas y agradables al amanecer y anochecer y de mucho calor en la parte central del día.

- SEGURIDAD
Brasil generalmente es un país que debes tener mucho cuidado en ciudades grandes, pero ciñéndonos al Pantanal, es una zona bastante segura, con muy bajo nivel de incidencias
.

- SEGURO DE VIAJE
IMPRESCINDIBLE, sí con mayúsculas. La experiencia me ha dicho que llevar un buen seguro de viaje es imprescindible para quedar cubierto ante cualquier problema que te pueda surgir, y creedme, nadie está libre de ello. Simplemente tenéis que leer este relato para rápidamente entender que es IMPRESCINDIBLE, sí, insisto, con mayúsculas.

- TRANSPORTE
El medio de transporte que utilizamos fue un coche alquilado, un Chevrolet Colorado 4X4 Pick up. Todo el grupo coincidimos que fue un acierto alquilar un coche 4X4, ya que, alguna pista de acceso a fazendas estaba impracticable los pocos días que llovió, y no hubiéramos podido movernos, al no ser, por tener un coche de estas características.

- COMIDAS
Por lo general, la cocina era buena o muy buena. En la Pousada Curicaca, su propietario gallego, Mario, nos cuidó muy bien, con una cocina variada y muy rica, incluso uno de los días nos preparó una tapa de callos y el último día nos hizo una rica paella transpantanera, con pollo, cerdo y "yacaré".

- PRECAUCIONES SANITARIAS
Solamente tomamos profilaxis para la malaria por precaución, aunque ya nos dijeron allí, que nunca habían tenido ningún caso de malaria en la zona, aunque como siempre digo, se debe acudir al servicio de atención al viajero en cualquier hospital de España, para que te hagan las recomendaciones más apropiadas al país que vas a visitar.

- DIFERENCIA HORARIA
A nuestra llegada al Pantanal eran 6 horas menos que en España, pero el día 15 de octubre se adelantó una hora en Brasil, con lo cual, el resto del viaje tuvimos 5 horas menos que en España.

- MONEDA Y CAMBIO A EUROS
La moneda del país es el real brasileño.
Un euro equivale a 3,25 reales aproximadamente en el momento de nuestro viaje.

Como en crónicas anteriores que he escrito, están separadas las fotos de animales en otra página diferente, la cual, se puede acceder desde este enlace:

FOTOS DE FAUNA

MAPA DE LA TRANSPANTANEIRA CON LAS FAZENDAS QUE HAY A LO LARGO DE ELLA


Día 12 y 13 de octubre
Viaje desde Madrid a Cuiabá y luego a Pousada Curicaca

Las 9 de la noche era la hora fijada para reunirnos los 5 valientes en el aeropuerto de Madrid. Después de pasar por el mostrador de Air Europa, embarcamos en nuestro avión destino a Sao Paulo sobre las 23:50 horas.

Eran las 05:45, ya del día 13, cuando llegamos al aeropuerto de Guarulhos en Sao Paulo y rápido nos dirigimos a pasar la aduana, cosa que no nos llevó mucho tiempo, raro comparado con otros países a los que he viajado, porque el paso por aduanas se hace interminable en otros sitios y en muchos casos, si tienes poco tiempo para hacer la conexión con otro vuelo, puede poner en peligro el embarque. Algo más tarde, recogimos las maletas y nos dirigirnos en un autobús a otra terminal para hacer el check-in en el mostrador de Azul aerolíneas brasileñas y embarcar en el vuelo de esta compañía sobre las 9:00 de la mañana. Llegamos a Cuiabá a las 10:10, después de algo más de dos horas de vuelo. Hay que tener en cuenta que, en Sao Paulo es una hora más que en Cuiabá.

Nada más llegar a Cuiabá, capital del estado de Mato grosso, recogimos nuestras maletas y nos dirigimos a Localiza hertz, empresa la cual teníamos alquilado el coche, un Chevrolet Colorado 4X4 Pick-up.

Una vez hechos los trámites pertinentes y pagar el coche, comenzamos nuestra aventura hacia El Pantanal.

Nuestro primer destino iba a ser Pousada Curicaca durante las primeras dos noches, y eran unas 2 horas y media el tiempo que se tardaba en llegar desde el aeropuerto de Cuiabá a la pousada, después de recorrer unos 130 km y pasar por la pequeña ciudad de Poconé.

Sobre las 12:30 paramos en un restaurante de carretera y allí fue cuando vimos nuestros primeros pájaros, Mielerito patirrojo (Cyanerpes cyaneus), Hornero común (Furnarius rufus), Zorzal colorado (Turdus rufiventris), Pirincho (Guira guira), etc.

Durante el camino hasta llegar a Poconé, hacemos una primera parada para ver aves, podemos observar Cigüeña maguari (Ciconia maguari), Busardo urubitinga (Buteogallus urubitinga), Carrao (Aramus guarauna), Angú (Danacobius atricapilla), Busardo colorado (Busarellus nigricollis) y Martín gigante neotropical (Megaceryle torquata), entre otros.

En otra de las muchas paradas que hicimos, pudimos ver más especies interesantes, como Jabirú americano (Jabiru mycteria), Avetigre colorada (Tigrisoma lineatum), Cotara chiricote (Aramides cajanea), Garza cuca (Ardea cocoi) y varios ejemplares de Ñandú común (Rhea americana).

En Poconé paramos para hacer una pequeña compra en un supermercado y seguimos camino hacia Curicaca. A pocos kilómetros de Poconé la carretera pasa a ser de tierra y en pocos minutos alcanzamos la puerta que da acceso a la Transpantaneira, un arco de madera con una valla levantada que parecía un puesto de tren abandonado.

Pasamos a través de varios puentes sobre zonas inundadas, todos ellos nuevos. Esperábamos encontrar puentes de madera, destartalados, así nos lo había pintado Manolo Arribas cuando nos habló del pantanal, pero no, hasta el momento solamente habíamos pasado uno de madera y en muy buen estado y los demás nuevos. En todos estos puentes se acumulaban gran cantidad de pájaros, entre ellos, Viudita dorsinegra (Fluvicola albiventer), Espátula rosada (Ajaia ajaja), Bienteveo chico (Philohydor lictor), Varillero negro (Agelasticus cyanopus) y muchos Yacarés, nombre con el que se conoce a esta especie de reptil, aunque su nombre verdadero en castellano es Caimán de anteojos (Caiman crocodilus).

Se nos había ido el día con todas las paradas que hicimos hasta llegar al desvío en la transpantaneira que anunciaba la pousada Curicaca.

Ya casi sin luz, tomamos el desvío que lleva a Curicaca y vemos a lo lejos un mamífero andando por la pista. Cuando lo miramos a través de los prismáticos todos decimos a la vez, "ocelote, ocelote". Nada más desaparecer el Ocelote (Leopardus pardalis mitis), nos encontramos con un Tapir amazónico (Tapirus terrestris) a un lado del camino que sale corriendo desapareciendo en la espesura de la selva, puff, vaya comienzo.

Recorrimos esos 3 kilómetros de pista en un pésimo estado hasta llegar a Curicaca, llegando allí de noche.

Mario, el dueño de la pousada, nos estaba esperando, nos mostró las habitaciones, nos acomodamos, fuimos a cenar y a la cama.


Los valientes en la Transpantaneira

Ñandú común (Rhea americana)

Sabana en El Pantanal

Jabirú americano (Jabiru mycteria)




Mariposa nocturna en Curicaca

Día 14 de octubre
Recorriendo la transpantaneira hacia el sur


Paco en el camino de Curicaca

Ángel y Paco fotografiando termiteros

Pavón muitú (Crax fasciolata)

Nos levantamos a las 05:15 horas, es nuestro primer día en Curicaca y hemos tenido como despertador a un grupo de Mono aullador carayá (Alouatta caraya).

Curicaca es una Pousada con muchas cabinas para alojar a los visitantes, aunque en el momento de nuestra visita parece un poco abandonada, hay pocas cabinas habilitadas en ese momento y poca gente la visita, pero es una verdadera pasada en cuanto a vida salvaje. Está enclavada en el corazón de la selva y hay pájaros por todos lados.

Antes de ir a desayunar, inspeccionamos todo lo que se mueve alrededor de las cabinas, donde podemos ver Trepatroncos piquirrecto (Xiphorhynchus picus), Trepatroncos oscuro (Dendrocolaptes platyrostris), Pavón muitú (Crax fasciolata), Chachalaca charata (Ortalis canicollis) y un Capibara (Hydrochaeris hydrochaeris) fuera del agua mirándonos.

Hemos quedado con Mario a las 07:30 para desayunar y todavía nos queda algo de tiempo para recorrer con el coche la pista que va desde Curicaca a la transpantaneira. En este trayecto las aves están muy animadas y en nuestro camino se cruzan especies tan interesantes como Tangara picoplata (Ramphocelus carbo), Piojito picudo (Inezia inornata), Perlita azul (Polioptila dumicola), etc.

En un apartadero del camino paramos. A ambos lados está todo encharcado. Allí podemos ver Tántalo americano (Mycteria americana), Cardenilla piquigualda (Paroaria capitata), Hornero común (Furnarius rufus) y Paloma colorada (Patagioenas cayennensis), entre otros.

Ya de vuelta a la pousada y antes de entrar en el comedor podemos ver un montón de nidos de Cacique crestado (Psarocolius decumanus), acompañados por Amazona frentiazul (Amazona aestiva) y Titira piquinegro (Tityra inquisitor).

Después de desayunar, decidimos ir a recorrer hoy la transpantaneira hacia el sur, pero antes volvemos a ver pájaros nuevos que nos llaman la atención. Mario ya nos advirtió que es difícil salir de ahí, porque siempre ves algo nuevo. Monja unicolor (Monasa nigrifrons), Carpintero lúgubre (Celeus lugubris), Aratinga ojiblanca (Aratinga leucophthalma), Loro choclero (Pionus maximiliani), Pava goliazul (Pipile cumanensis), Cotara chiricote (Aramides cajanea), fueron algunos de los que vimos antes de partir hacia la transpantaneira. En más de una ocasión nos preguntamos quién sería el que les había puesto esos nombres a los pájaros, parecían de cachondeo.

Por fin, estamos en la transpantaneira. Allí hacemos un montón de paradas y en todos los sitios salen pájaros, yacarés y Capibaras. En una de esas paradas logramos ver una Garza chiflona (Syrigma sibilatrix), una da las ardeidas más bonitas que tiene el pantanal.

A pocos kilómetros de Curicaca está la fazenda Araras, lugar muy recomendado a los birdwatchers, por tanto, hacia allí nos dirigimos. Un charco cercano a la entrada de Araras nos hace ver más especies nuevas, como Ibis verde (Mesembrinibis cayennensis), Angú (Donacobius atricapilla), Busardo colorado (Busarellus nigricollis), Andarríos solitario (Tringa solitaria), Chirigüé azafranado (Sicalis flaveola), Jabirú americano (Jabiru mycteria), etc.

Araras es una fazenda muy bien cuidada, con una zona encharcada en su interior donde se puede ver multitud de Yacarés (Caiman crocodilus) y muchas aves. Allí, hay cajas nido para que crie el amenazado Guacamayo jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus). Otros que pudimos ver fueron, la llamativa Cardenilla crestada (Paroaria coronata), Columbina colorada (Columbina tapalcoti), Carrao (Aramus guarauna), Hornero común (Furnarius rufus), Martín pescador amazónico (Chloroceryle amazona), Picabuey (Machetornis rixosa), Paloma montaraz común (Leptotila verreauxi), Copetón tiranillo (Myiarchus tyrannulus), Pepitero grisáceo del Amazonas (Saltator coerulescens coerulescens), Batará mayor (Taraba major), Diamante de cabeza parda (Amazilia fimbriata), Carpintero real (Chrysoptilus melanochloros) y Cacholote crestigrís (Pseudoseisura unirufa), lo que decía, algunos nombres parecen de coña.

Es la hora de comer y vamos a ir a un establecimiento que hay en la carretera, llamado Bararas, pero antes, a la salida del camino de Araras vemos una caja nido con dos Guacamayos jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus) y en un tronco lejano, al difícil Carpintero blanco (Leuconerpes candidus).

En Bararas, además de comer, aprovechamos para comprar en una pequeña tienda unas camisetas e imanes de nevera, eso sí, sin dejar de ver en ningún momento pájaros por todos lados, como Tordo músico (Agelaioides badius), Cacique lomiamarillo (Cacicus cela), Chara morada (Cyanocorax cyanomelas), etc., además de un simpático Coatí rojo (Nasua nasua aricana) que merodeaba por los alrededores.

Las tardes se hacen muy cortas en este lado del planeta, anochece bastante pronto, con lo cual, no hacemos muchos kilómetros más hacia el sur, ya que, luego toca la vuelta hacia Curicaca, pero por ello, no dejamos de ver más especies interesantes, Tijereta sabanera (Tyrannus savanna), Semillero acollarado (Sporophila collaris), Curutié colorado (Certhiaxis cinnamomeus), Carpintero campestre (Colaptes campestris), Elanio plomizo (Ictinia plumbea) y Tordo gigante (Molothrus oryzivous) entre las aves, y entre los mamíferos, Zorro cangrejero (Cerdocyon thous entrerianus) y Armadillo de nueve bandas (Dasypus novemcinctus).

Sin más, llegamos a Curicaca ya de noche, y después de cenar, tomamos una ducha, hacemos la lista y pronto a la cama.


Flor de lirio acuático (Eichhornia crassipes)


Guacamayo jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus)

Cardenilla crestada (Paroaria coronata)


Nido de Hornero común

Jabirú americano (Jabiru mycteria)

Día 15 de octubre
Traslado desde Pousada Curicaca a Fazenda Santa Tereza

Habíamos quedado con Mario en el comedor a las 7:00 horas para desayunar, pero antes de eso, siempre nos levantábamos antes para dar un paseo y ver lo que se movía por aquel vergel de vida.

En primer lugar, vamos a retirar una cámara de fototrampeo que tenemos puesta en una trocha cerca de las cabinas del alojamiento. Para nuestra sorpresa las sardinas que habíamos echado como cebo están intactas y la cámara revela que solamente se ha paseado por allí un Capibara (Hydrochaeris hydrochaeris) y una Paca (Cuniculus paca).

Seguimos caminando y en un charco cercano vemos Tigana (Eurypyga helias) y Martín pescador verde (Chloroceryle americana). De camino al comedor, se nos cruza un pájaro rápidamente, es un Trepatroncos oscuro (Dendrocolaptes platyrostris), además, en los arboles está reclamando una pareja de Tangara cabecigrís (Eucometis penicillata), junto con otras aves que también deambulan por los alrededores, como, Cacique crestado (Psarocolius decumanus), Amazona frentiazul (Amazona aestiva), Pavón muitú (Crax fasciolata), etc.

Embelesados con aquel paraíso, no nos damos cuenta que Mario nos está llamando, diciéndonos, "¿Pero no habíamos quedado a las 7:00 para desayunar?" Miramos nuestro reloj y le decimos, "¡¡¡Mario, si son las 6:45!!!, a lo que nos contesta, "no me di cuenta ayer de avisaros que, esta noche adelantaban la hora, son ahora las 7:45", jajaja, unas risas de todo el grupo y a desayunar.

Nada más desayunar, cargamos las maletas en nuestro pick-up y dejamos Curicaca por unos días. Las siguientes cinco noches las vamos a pasar en la fazenda Santa Tereza, más o menos, a la mitad de la transpantaneira.

Justo en la intersección entre el camino a Curicaca y la transpantaneira, paramos porque el día anterior Juanma había visto pasar un trogón. La parada no puede ser más productiva, buscando el trogón, descubrimos un Carpintero chico (Veniliornis passerinus) afanado en construir su nido, además de Bienteveo rayado (Myiodynastes maculatus), pero la sorpresa viene cuando Guille nos dice que acaba de ver un Nictibio grande (Nyctibius grandis). La alegría es tremenda, porque éste suele ser un ave que, o te la enseña un guía local porque sabe su posadero, o de lo contrario, no la podrías encontrar jamás por su increíble mimetismo, pues no, Guille lo había encontrado y para redondear la parada, nos aparece el espectacular trogón. Su nombre en castellano, Trogón curucuí (Trogon curucui), otro nombre de coña.

En nuestro trayecto hasta Santa Tereza, hacemos varias paradas, sobre todo en puentes donde la fauna no para su frenética actividad, Por allí van de un lado para otro, Jacana suramericana (Jacana jacana), Garza cuca (Ardea cocoi), Ñandú común (Rhea americana), Bandurria mora (Theristicus caerulescens), Ibis afeitado (Phimosus infuscatus), Ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomous), etc.

Un poco antes de llegar al desvío hacia Santa Tereza, nos encontramos con otro cartel que anuncia la fazenda Río Claro, y hacia allí vamos para ver sus jardines e intentar fotografiar algún pájaro. Allí podemos ver Aratinga ñanday (Nandayus nenday), una especie de loro que es el único sitio de todo el pantanal en el que lo podemos ver.

Llegamos a Santa Tereza pasadas las 12:00. Nos reciben con un vaso de zumo de frutas, y Rosanne, la encargada de la fazenda, nos dice que el almuerzo está preparado. Aquí, en Santa Tereza, tenemos todos los días incluidas actividades como paseo en bote, hide nocturno de ocelote, paseo con guía por sus senderos, etc. Rosanne nos ha preguntado que queremos hacer hoy, y la hemos dicho que paseo en bote por la tarde y después de cenar, hide de ocelote, toda una experiencia.

Después de comer y hasta que dieron las 16:30, hora a la que tenemos nuestro primer paseo en bote por el río Pixaim, descansamos un poco a la sombra de los porches unos, y en la habitación con aire acondicionado otros, para evitar el intenso calor que hace en las horas centrales del día.

Cuando llegó la hora, nos dirigimos al embarcadero que está justo enfrente de nuestras habitaciones. En los jardines, camino al bote, están los comederos llenos de pájaros, entre los que vemos Tortolita escamosa (Scardafella squammata), Chirigüé azafranado (Sicalis flaveola), Cardenilla piquigualda (Paroaria capitata), muchos Capibaras (Hydrochaeris hydrochaeris) y dos enormes reptiles, Tegú blanquinegro (Salvator merianae) e Iguana verde (Iguana iguana).

El tour en bote, no puede ser más exitoso, Vamos navegando lentamente río abajo, viendo muchos pájaros, entre los que se encuentran Garza capirotada (Pilherodius pileatus), Avetigre colorada (Tigrisoma lineatum), Garza cuca (Ardea cuca), Tántalo americano (Mycteria americana), Carancho meridional (Caracara plancus), Anhinga americana (Anhinga anhinga), Cormorán biguá (Phalacrocorax brasilianus), Garcita verdosa (Butorides striatus), Hormiguero colibandeado (Hypocnemoides maculicauda), y los 5 martines pescadores que se pueden ver en el pantanal, Martín gigante neotropical (Megaceryle torquata), Martín pescador amazónico (Chloroceryle amazona), Martín pescador verde (Chloroceryle americana), Martín pescador enano (Chloroceryle aenea) y el interesante y difícil de localizar, Martín pescador ventrirrufo (Chloroceryle inda).

También tenemos la oportunidad de dar un paseo en una especie de isla donde el guía ha parado el bote. En este lugar el guía nos enseña un Nictibio grande (Nyctibius grandis) que lo podemos ver a placer con su pollo. Allí también podemos ver otro de los difíciles, el Tinamú ondeado (Crypturellus undulatus).

Ya de vuelta a la fazenda, vino el broche final a un magnífico paseo en bote, cuando descubrimos la que es, al menos para mí, la garza más bonita de las que existen, la escasa y llamativa Garza agamí (Agamia agami), un espectacular pájaro que estuvimos disfrutando durante varios minutos a poca distancia.

Una vez llegamos a la fazenda, preparamos de nuevo el equipo fotográfico, para después de cenar ir al hide del Ocelote (Leopardus pardalis mitis), y así fue, un hide para unas 15 personas, colocado en mitad de la selva y un guía que ponía trozos de pollo sobre unos troncos que allí había colocados, cuando de repente, allí apareció un majestuoso ejemplar de Ocelote, seguido por un segundo que hizo las delicias de todos los que nos encontrábamos, una impresionante experiencia.


Al ladito del Carancho

Tegú blanquinegro  (Salvator merianae)

Angel en el camino de entrada a Curicaca

Nictibio grande  (Nyctibius grandis)




Ocelote (Leopardus pardalis)

Garza cuca (Ardea cocoi)

Anhinga americana (Anhinga anhinga)

Mirando las capturas

Vista de la Transpantaneira

Avetigre colorada (Tigrisoma lineatum)


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